Las preocupaciones en nuestra vida

En ocasiones hay sucesos,  acontecimientos… pensamientos que nos rondan en la cabeza y no nos permiten disfrutar del momento. Son las preocupaciones.

La definición de “preocupación” según la R.A.E. es: “acción y efecto de preocuparse”, siendo «preocuparse»: «ocuparse anticipadamente por algo, alguien».

A todas las personas nos ocurre en una mayor o menor medida, porque todo el mundo tenemos que resolver situaciones a diario. La cuestión es no preocuparse excesivamente, sino ocuparse e ir resolviendo las cuestiones que nos aborden según su importancia, dándonos tiempos; sin prisa, pero sin pausa…  buscar soluciones y sobre todo no ver problemas donde no los hay.

Hemos de tener proporcionalidad y afrontar de forma natural, ocuparnos de las cuestiones que nos plantee la vida, no aplazar las situaciones y la búsqueda de respuestas o alternativas. Así como ponernos en acción a nuestro ritmo.

Estas situaciones que vivimos diariamente hacen que nos percatemos de acontecimientos, nos ayuda a estar preparados para otras similares y hace que desarrollemos estrategias de afrontamiento al respecto.

La capacidad de respuesta personal y su adecuación a las circunstancias, también se desarrolla y por ende, la ampliación de nuestra zona de confort.

Es importante ser conscientes de  que hemos de tener en cuenta las cuestiones que podamos resolver, valorar distinguirlas de sucesos improbables, imponderables, cuestiones que no se basen en la realidad… y tener asumido que en la vida hay incertidumbres, que no podemos controlarlo todo.  

A parte de la resolución de problemas, resulta necesario realizar una toma de decisiones ajustada a nuestra realidad y objetivos, en todo momento.

La vida hay que tomarla como viene y sacar el mayor partido posible en cada instante, con nuestras circunstancias, siempre buscando el lado positivo, el aprendizaje. Sabiendo que el afán de control no es precisamente nuestro amigo.

«Lo más importante es aprender de la vida»