Me cuesta decidirme, cómo mejorar en la toma de decisiones

Fotografía de un hombre con dudas que se pone los dedos en las manos en la sien

En realidad, todo el día estamos tomando decisiones, desde cuándo levantarnos, asearnos, qué desayunar, cómo nos vamos a vestir…etc.

Bien es cierto que el estado de ánimo influye en las elecciones que hacemos, muchas de ellas de forma automática.

Algunas decisiones, son opciones que nos cuesta tomar, sobre todo cuando éstas implican que hemos de salir de nuestra zona de confort lo cual nos cuestan trabajo.

Por eso es muy importante que nos esforcemos, ensayemos, ejercitemos y dediquemos un tiempo a practicar estas acciones del proceso de toma de decisiones:

  • Definiendo el problema, analizándolo, pensando alternativas posibles y sus consecuencias.
  • Elegir e ir probando cual es la alternativa más adecuada en función de nuestras preferencias o circunstancias, según nuestros valores y nuestra forma de pensar. Considerando que no hay sólo un camino.

Hemos de recordar que nada es permanente y que no existen los errores, existe el aprendizaje y la exploración en búsqueda de posibles soluciones.

«Considera las contrariedades como un ejercicio»

Lucio Anneo Séneca, De providentia, cap. II escribió: “…A medida que el razonamiento avance te demostraré como no son malos aquellos que lo parecen. Dígote por ahora que éstas que tu llamas asperezas, adversidades, … son provechosas, primeramente, al que las sufre, luego a la universidad de la humanidad”.